ELVIRA REYMOND

Crisis post adolescente: una ópera prima chilena que incluye una canción de Los Twist

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Por Maia Debowicz

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Días de Cleo, la maravillosa ópera prima de la chilena María Elvira Reymond, narra con un clima explosivo la crisis repentina que vive una post adolescente con nombre de reina egipcia.

 

La comedia dramática Días de Cleo irrumpe en la sección Hacerse grande para empujarnos a un abismo de climas bipolares. Las luces de neón que embellecen la fotografía del largometraje representan la luz y la sombra de la protagonista, quien atraviesa un presente tan desafortunado que debe acudir a rituales esotéricos para recuperar el equilibrio de su vida. La directora debutante, quien además de sujetar la cámara guionó, produjo y montó la película,  nos cuenta en esta entrevista con orgullo y emoción cómo se gestó su ópera prima.

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¿El personaje de Cleo es una suerte de alter ego? ¿Tiene algo de autobiográfico la película?

 

Hay cosas de mí en Cleo, pero hay mucho que no. Es un personaje independiente de mí, aunque sí creo que tendríamos una conversación entretenida si me dejara invitarla a un café. Hay algunos momentos autobiográficos (no puedo decir cuáles porque lo arruinaría todo) y la situación de Cleo con el tipo del agua bendita –que es el desencadenante de la locura y limpieza de Cleo- es una anécdota real, pero no me pasó a mí.

 

¿Por qué te interesó narrar la crisis repentina de una post adolescente?

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Me interesa más que nada explorar una atmósfera y un estado de ánimo que se generan en este espacio de crisis. Me gusta trabajar con los límites suaves entre realidad y sueño, la sugestión y lo extraño como figuras que entran y se instalan cuando las cosas están frágiles.

 

Días de Cleo es tu ópera prima, ¿cómo viviste la primera experiencia como directora de un largometraje?

 

Días de Cleo ha sido mi mayor escuela, en muchos sentidos, incluso más allá de la labor cinematográfica. No solo soy la directora, sino también la productora (y guionista y montajista, y hago también la distribución). Es una película íntima y hecha de manera íntima, lo cual ha sido difícil y desafiante pero sumamente gratificante. Como salir a alta mar en un barquito. Una aventura.

 

Desde los títulos de crédito, y durante varias secuencias, el neón ilumina la pantalla. ¿Por qué elegiste esa estética?

 

Me gustan mucho los colores y las luces, iluminar con luz de color y jugar con eso. Me gusta el neón por una razón muy subjetiva; me gusta que sean tubos de vidrio que se llenan de un gas que reacciona y se ilumina. Es como magia. En el contexto de Cleo funciona bien porque es luminoso y atractivo, y al mismo tiempo muy oscuro. Es como la dualidad de ella, y la contradicción. Narrativamente, ayuda a construir esta atmósfera sombría y tensa, que es una proyección del estado anímico del personaje.

 

Uno de los personajes le canta Cleopatra, la reina del twist a Cleo. En Argentina esa canción es como un himno. ¿En Chile funciona igual?

 

Me encanta esa canción. El personaje de Esteban se la canta a Cleo y está muy fuera de contexto con el personaje de ella. No sabría decirte si en Chile será como un himno o no para alguna generación, pero seguro que no lo es tanto como en Argentina, porque Fabiana Cantilo no es de acá.